Sharenting: hijos y redes sociales

Sharenting: hijos y redes sociales

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Sharenting: hijos y redes sociales

Comparto esta columna escrita por María José Buttazzoni para revista Paula, que me toca directamente una fibra. Como explica María José, «sharenting» es un anglicismo que se refiere a los papás que publican fotos de sus hijos en redes sociales. Como muchos sabrán yo lo hago con frecuencia, pero tratando de tomar todos los resguardos. Acá, una serie de consejos para hacerlo. 


Por María José Buttazoni | Ilustración: Holly Joley.

Sharenting es un anglicismo que nace de la fusión entre las palabras share y parenting, y que se refiere al fenómeno de compartir fotos y videos de nuestros hijos en redes sociales. En los últimos 10 años, Instagram y Facebook se han convertido en una parte fundamental de nuestra rutina, de nuestra vida y de la manera en que nos comunicamos con nuestros amigos, familiares, conocidos y no tan conocidos. Estas redes sociales pasaron a ser algo así como una revista a la que todos tenemos acceso y en las que todos podemos aparecer, sin tener que ser famosos.

Una buena cuota de lo que posteamos algunos padres son fotos familiares y específicamente de nuestros hijos en diferentes situaciones. Esto tiene enemigos y partidarios. Hay quienes defienden a morir la privacidad de sus niños y nunca aparecen en sus redes sociales, y otro grupo, donde me encuentro, que publicamos fotos de nuestros hijos y familia. De más está decir que estamos en una era donde todo, absolutamente todo, esta en línea. Ya se habla de la huella digital de las personas (y no es la huella dactilar) y se estima que un 80% de los niños comienza su huella digital incluso antes de haber nacido, cuando una madre o padre postea la emocionante ecografía a modo de anuncio de la llegada de un nuevo hijo. Estos medios pasaron a ser nuestro álbum familiar, para bien o para mal. Es una realidad.

La opinión de muchos de los que están en contra de esta práctica es que los avances en tecnología, sumados al comportamiento de los padres de hoy, que posteamos fotos de nuestros hijos, es que aumenta el riesgo de robo de identidad y aumentan también las posibilidades de potenciales humillaciones o que se burlen de ellos. Pero otra corriente es hacernos a los padres tomar más consciencia de lo que posteamos, y no únicamente dejar de subir fotos de nuestros hijos como medida absoluta. Podemos educarnos en el tema y encontrar un balance entre la libertad para postear lo que nosotros queremos y el derecho a privacidad de nuestros hijos.

Una buena manera de comenzar a hacer posteos más responsables es preguntarles a nuestros hijos, en la medida que tengan la edad para entender la pregunta, si es que están de acuerdo con que subamos una foto de ellos. Quizás algunas veces digan que sí, quizás en otra no les guste como salen y prefieran que no la subamos. Y el ideal es respetar esa decisión.

Otro aspecto importante es tratar de eliminar información innecesaria, como por ejemplo, la geolocalización o datos específicos de lo que estamos haciendo. Esto a modo de no dejar una especie de mapa de nuestros movimientos familiares, que podrían eventualmente ser un mapa rutero para alguien que no tenga buenas intenciones.

Los padres que posteamos a nuestros hijos con regularidad podemos hablar con ellos sobre este tema, sobre qué es la privacidad y lo público en esta era digital. Y podemos ir guiándolos en que ellos encuentren y formen su propia identidad y vayan decidiendo qué tipo de huella quieren ir dejando. También ellos pueden ver nuestro Instagram o Facebook para que sepan el tipo de fotos y situaciones que nos gusta compartir y así ir entendiendo el uso que se le puede dar a las redes sociales.

Otras recomendaciones para resguardar su privacidad e integridad es nunca subir fotos de nuestros hijos desnudos ni que muestren alguna parte que para ellos sea privada. Evitar dar cualquier tipo de información del lugar donde se encuentran, o algún tipo de dirección. Tampoco es recomendable subir fotos o videos de situaciones que ridiculicen a un niño, como por ejemplo, subir un video de un hijo llorando, o asustado, aunque parezca divertido para un adulto.

El caso es que todos estamos en constante aprendizaje de este nuevo mundo y esta nueva forma de vivir trenzada con la tecnología. Ya es parte de nuestro día a día. Tenemos que ponerle conciencia y responsabilidad a nuestras acciones digitales como adultos más que tratar de juzgarnos sobre quién está en lo correcto o en lo incorrecto. Claramente, la mayoría de los padres y madres quiere y busca lo mejor para sus hijos. Por ahí todos nos equivocamos, y varias veces acertamos también en nuestras decisiones diarias. Y dentro de todos los desafíos que tenemos como padres y madres, aparece este nuevo ítem de la vida moderna, y es agregarle una cuota de atención y responsabilidad a un acto que se ha vuelto parte de nuestra rutina, como lo es compartir nuestras vidas online.

María José Buttazzoni es educadora de párvulos y directora del jardín infantil Ombú. Además, es co-autora del libro “Niños, a comer”, junto a la cocinera Sol Fliman, y co-fundadora de Soki, una plataforma que desarrolla cajas de juegos diseñadas para fortalecer el aprendizaje y la conexión emocional entre niños y adultos.

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